Los materiales utilizados en el envasado y fabricación de medicamentos pueden parecer inertes, pero pueden liberar sustancias químicas que afectan al producto final. Estas sustancias, identificadas mediante estudios de extraíbles y lixiviables (E&L), pueden migrar al medicamento, comprometiendo su seguridad, estabilidad y cumplimiento normativo. Por eso, el control de E&L es esencial en las evaluaciones de riesgo farmacéuticas.
¿Qué son los extractables y lixiviables y por qué son importantes?
Los extractablesson compuestos que pueden liberarse de un material en condiciones de laboratorio controladas y agresivas, como el uso de disolventes fuertes o temperaturas elevadas. Representan el "peor escenario" de lo que podría migrar al fármaco. Estas sustancias representan potenciales lixiviables, ya que pueden migrar al medicamento en determinadas condiciones de uso.
Los lixiviables son la contrapartida en el mundo real: sustancias que migran de un material de envasado o fabricación al medicamento en condiciones normales de almacenamiento, manipulación y uso. Su identificación y cuantificación son esenciales para garantizar la seguridad del producto y el cumplimiento de la normativa. Pueden interactuar químicamente con los medicamentos y afectar potencialmente a su calidad, seguridad y eficacia.
La evaluación de los E&L es esencial por tres razones: la seguridad del paciente, la calidad del producto y el cumplimiento de la normativa. Algunos lixiviables pueden ser tóxicos, irritantes o incluso cancerígenos. Otros pueden interactuar con el principio activo farmacéutico (API), provocando su degradación o alterando propiedades sensoriales como el olor, el color o el sabor, lo que puede afectar a la estabilidad y eficacia del medicamento.
Además, las autoridades sanitarias exigen que las sustancias nocivas estén ausentes o por debajo de umbrales detectables, sobre todo en formas farmacéuticas de alto riesgo como los medicamentos inyectables, oftálmicos o inhalados.
Diferentes tipos de extraíbles y lixiviables a tener en cuenta
Los extraíbles y los lixiviables pueden clasificarse en distintas categorías en función de su volatilidad y de la probabilidad de que migren en distintas condiciones. Comprender estas categorías es esencial para seleccionar los métodos analíticos adecuados y anticiparse a los riesgos potenciales.
1. Impurezas orgánicas
Incluyen una amplia variedad de sustancias químicas derivadas de plásticos, elastómeros, revestimientos, adhesivos o tintas utilizados en materiales de envasado y procesamiento. Suelen clasificarse según su volatilidad:
1.1 Compuestos Orgánicos Volátiles (VOCs)
Estos compuestos se caracterizan por tener una alta presión de vapor, lo que les permite evaporarse con facilidad. En entornos farmacéuticos, los VOCs pueden proceder de disolventes residuales, monómeros libres o contaminaciones externas. Si se liberan bajo determinadas condiciones de temperatura, pueden migrar al medicamento o acumularse en zonas frías del equipo de producción. Representan un riesgo toxicológico por inhalación y pueden comprometer la integridad del producto.
1.2 Compuestos Orgánicos Semivolátiles (SVOCs)
Los SVOCs se sitúan entre los compuestos volátiles y los no volátiles. Aunque su volatilidad es menor, pueden migrar bajo exposición al calor o durante periodos prolongados de almacenamiento. Ejemplos comunes incluyen los plastificantes presentes en el PVC y ciertos antioxidantes de peso molecular medio. Este tipo de sustancias es habitual en polímeros flexibles y elastómeros.
1.3 Compuestos Orgánicos No Volátiles (NVOCs)
Los NVOCs presentan una presión de vapor muy baja y no tienden a evaporarse, aunque pueden migrar por contacto prolongado con el medicamento, especialmente cuando la formulación actúa como disolvente. Este grupo incluye antioxidantes de alto peso molecular, oligómeros y aditivos poliméricos. Aunque su detección resulta más compleja, pueden liberarse con el tiempo y afectar la estabilidad del producto a largo plazo.
2. Impurezas inorgánicas
Los extraíbles y lixiviables inorgánicos suelen ser metales e iones que pueden migrar de los materiales en contacto.
2.1 Impurezas Elementales
Las impurezas elementales comprenden principalmente metales traza que pueden introducirse de forma no intencionada durante el proceso de fabricación. Su origen puede estar en catalizadores residuales, pigmentos, estabilizantes, materiales del equipo (como el acero inoxidable) o componentes del envase.
Incluso en concentraciones muy bajas, estos elementos pueden presentar toxicidad relevante o reaccionar químicamente con el principio activo (API), lo que podría afectar su estabilidad o perfil de seguridad.
La guía ICH Q3D establece límites estrictos de Exposición Diaria Permitida (PDE, por sus siglas en inglés) para un conjunto definido de elementos, basados en su perfil toxicológico y la vía de administración. Estos límites garantizan un control adecuado del riesgo asociado a la exposición sistémica a metales potencialmente tóxicos.
2.2 Impurezas Iónicas
Iones como cloruro, fosfato, nitrato, sodio o potasio pueden proceder de materias primas o agentes de limpieza. Aunque no siempre presentan toxicidad por sí mismos, pueden alterar el pH, la osmolaridad o la fuerza iónica de la formulación, y favorecer interacciones no deseadas con el API o con los excipientes. Por ello, deben incluirse en la evaluación global del riesgo, especialmente en formulaciones sensibles.
2.3 Productos de Degradación o Subproductos de Reacción
Son compuestos que pueden generarse cuando el principio activo, los excipientes o los materiales de envase se exponen a factores de estrés como el calor, la radiación (por ejemplo, en esterilización gamma) o por interacción con sustancias extraíbles.
Aunque no están presentes en la formulación inicial, pueden aparecer con el tiempo y comprometer la estabilidad o seguridad del producto, por lo que deben contemplarse en la evaluación integral del riesgo. Evaluarlos resulta especialmente complejo, ya que no siempre se detectan en los estudios de extractables.
En otras palabras, pueden derivarse de transformaciones no previstas que no se reflejan en el perfil de extractables, lo que exige una caracterización más específica en los estudios de estabilidad o en los análisis del producto final.
Conclusión: los exctractables y lixiviables son importantes para la seguridad, la calidad y el cumplimiento de la normativa
Si te tomas en serio la seguridad, estabilidad y cumplimiento normativo, no puedes pasar por alto los extractables y lixiviables. Detectarlos y gestionarlos a tiempo es clave para prevenir riesgos ocultos antes de que afecten tu producto o al paciente.
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